Debemos tomar esto desde corazón. Pensando lo siguiente: a nivel más íntimo, más personal, o a nivel colectivo, mientras sigamos viendo el mundo de una manera, actuaremos de acuerdo con esa manera. Obviamente, ¿cómo podríamos hacerlo distinto?
En Newfield Network trabajamos con una fórmula que es el observador, la acción y el resultado. En este momento de la humanidad, donde los resultados que estamos obteniendo son absolutamente indeseables en tantos frentes, qué debemos hacer… actuar distinto, hacer otras cosas.
En la historia de la humanidad, ante grandes cambios, como por ejemplo de la Edad Media a la Modernidad, se produjeron transformaciones radicales de la mirada de la existencia. La humanidad entró en crisis profunda a fines del siglo XV, viviendo la transición durante el siglo XVI. A partir de la Modernidad, todo lo explicamos a través de la materia, la energía y la fuerza. Antes de este cambio de mirada, esas mismas respuestas las buscábamos a través de conceptos religiosos, espirituales.
Para comprender el observador que somos, primero debemos ver el mundo en distintos momentos de la historia, en distintas culturas. Sólo debemos detenernos a pensar, cómo mira el mundo un japonés comparado por ejemplo con un mexicano y porqué se construyen realidades tan diversas en ambos países. Debemos sacar al observador de la transparencia y entender que los seres humanos, a través del tiempo, de las culturas, de los momentos de la historia, hemos cambiado nuestra mirada del mundo.
Para ello, tenemos grandes territorios que visitar, como el lenguaje. Comprender cómo el lenguaje va creando realidad, a través de las distinciones que nosotros hacemos del mundo. Un observador, por ejemplo, escucha una pieza musical y otro observador ante la misma pieza musical, no está escuchando lo mismo. Si ponemos nuestra atención en un músico y luego éste nos hace observaciones, vamos a oír nuevamente en su música cosas que pasaron desapercibidas cuando lo escuchamos por primera vez y eso lo podemos llevar a cualquier territorio de la vida.
También aparece el cuerpo, las emociones y ambas tienen que ver cómo miramos el mundo. En una emoción, el mundo no se ve igual que en otra. Desde la tristeza no vemos lo mismo que desde la alegría. Y eso es importantísimo entenderlo porque entre otras cosas, el aprendizaje emocional, el aprendizaje del observador en general, lo hemos ido dejando de lado.
Estamos en un mundo en crisis, estamos viviendo dolores inmensos, estamos haciéndole un daño al planeta gigantesco y aunque nos importe, seguimos haciendo más de lo mismo y la invitación es a cambiar conscientemente nuestra mirada del mundo.
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